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Liga: Jornada 14 Grupo IV
  • Rojas
  • Amores
  • Candela
  • Manu Arias
  • Carmena<59
  • Juli
  • Conget
  • Vald�s<90
  • Gallo
  • Aitor Go�i<79
  • Andr�s Ramos
  • Rub�n Garc�a>59
  • Richard>79
  • Encinas>90
  •  
  • De La Nieta
2
1
 
  • Orlando Quintana
  • Chupri
  • Mansilla
  • Juli Ferrer
  • Cuevas
  • Luciano
  • Carlos Rub�n<68
  • Ismael<79
  • Fran Miranda<84
  • Regino
  • Sabino
  • Lupidio>68
  • Jandro>79
  • Juan Carlos>84
  •  
  • Fabri Gonz�lez
 
Incidencias

Estadio Sánchez Menor. 3500 espectadores en la grada. Algo menos que en otras ocasiones. Tarde muy fria y terreno de juego en malas condiciones. Un grupo ultra del Mérida fue expulsado del estadio por altercados en la grada.

Árbitro: Valentín Pizarro Gómez, Madrileño. Amonestó a Aitor, Gallo y Conget por el Puertollano y a Cuevas, Regino, Lupidio y Sabino (2) por el Mérida. Expulsó con roja directa a Chupri.

Goles: 0-1 Min 40, Mansilla; 1-1 MIn 61, Valdés; 2-1 Min 63, Valdés.

VALDÉS ACABA CON LA TORMENTA



 Ya llueve menos. Dos goles de Valdés en dos minutos locos hicieron que escampara una tormenta que, al término de la espantosa primera mitad, iba camino de convertirse en huracán de grado cinco. La UD Puertollano ha sacado tres puntos de donde no parecía haberlos, demostrando en la segunda mitad que el fútbol, para este equipo, no es un deporte extraño.

 Una victoria, término que parecía olvidado por estos lares, que puede significar un punto de inflexión. Antes del encuentro, se comentaba que tres puntos ante los emeritenses harían bueno el empate en Águilas. Vamos más allá diciendo que tres puntos ante el Alcalá, que marca el límite con el abismo, pondrían al Puertollano donde se merece.

PRIMER TIEMPO PARA OLVIDAR

 Donde se merece siempre y cuando los vídeos de primera mitad del partido de hoy los metiéramos en una caja, junto con una piedra de un quintal, los hundiéramos en el fondo del pantano de Montoro y que rezáramos para que nuestra memoria fuese selectiva. Si acaso, podríamos salvar una primera jugada del Puertollano sin tiempo a que el público entrara en calor: Valdés se interna por banda derecha, cede a Gallo y el disparo del delantero pasa rozando el palo de Orlando Quintana.

 El Mérida, con defensa muy adelantada, intentaba los acercamientos al área local, pero a medida que se acercaban a Rojas, la claridad de ideas iba desapareciendo. Tal vez la calidad de Carlos Rubén y la insistencia de Sabino fueron lo más peligroso de un Mérida que asustó únicamente en un disparo lejano con Rojas bien colocado.

 Producto de esa colocación defensiva, el Puertollano intentaba fabricar contragolpes rápidos aprovechando la velocidad de Andrés y de los extremos, pero pocas veces ganaron la espalda a la defensa extremeña. Candela, en una jugada magistral por banda izquierda, recortó tantas veces a su defensor que lo dejó como recién salido de una atracción ferial, el disparo del lateral se envenenó al tocar en un defensa y Orlando tuvo que emplearse a fondo por primera vez en el partido.

 A partir de ahí, la nada absoluta. No es que hubiera habido mucho hasta entonces pero el resto de la primera mitad se podía haber obviado si no fuera porque Mansilla, en el minuto cuarenta, cabeceó a gol una falta perpendicular que prolongó Sabino dentro del área. Otra vez a balón parado y en una jugada ensayada que no por conocida, deja de ser efectiva si se realiza a la perfección.

 En el descanso, intentamos pulsar a la afición, pero la afición no tenía pulso.

CAMBIO DE CARA

 Aunque costó trabajo engancharse al partido, en los primeros minutos de la segunda mitad, el Puertollano parecía jugar a otra cosa. Más si cabe cuando De La Nieta tiró del repertorio de los valientes y pensó que era el momento de jugársela. Quitó a Carmena y puso a Rubén García en el campo. El equipo entendió el detalle y el fútbol suele premiar a los valientes.

 Al Puertollano le había cambiado el color. De un azul pálido y desteñido, paso al azul vivo de sus camisetas. Aitor avisó en un remate de cabeza y después de un rifirrafe por tirar o no la pelota fuera que se saldó con la expulsión del fisioterapeuta local, Valdés y compañía decidieron que había llegado la hora de ganar.

 Dos minutos desatados acabaron con todos los males. Es lo que tiene el fútbol, que en un momento puedes terminar con las desdichas de tres largas semanas. En el sesenta y uno Valdés engancha un zapatazo desde el vértice que acaba en la red y dos minutos más tarde aprovecha un balón regalado para marcar a puerta vacía. El segundo gol derivó en protestas visitantes por una posible falta al portero y estas protestas causaron un daño mayor, la expulsión de Mansilla.

 TOCABA SUFRIR

 A pesar de jugar con diez y tener el partido cuesta abajo, el Puertollano todavía no había ganado. Pudo rematar la faena a la contra pero cada balón aéreo que mandaban al área los extremeños provocaba que los hombres de la Cruz Roja tuvieran que preparar el desfibrilador.

 Dio tiempo para un par de cosas más. Para que Amores protagonizara la jugada del partido por banda derecha, centrando para que Andrés empujara, pero el asistente cercenó la alegría local señalando posición antirreglamentaria del delantero en el remate. Una pena.

 La otra es la tontería del partido: Sabino fue expulsado en dos jugadas similares queriendo imitar a Maradona y su mano de Dios. A veces las manos también las carga el diablo.

 Al final, los pitos del descanso se tornaron en aplausos. Al equipo en general, por su poder de reacción y a Valdés, cuando fue sustituido, en particular, por ser el principal causante con sus goles. ¿Pudiera ser que este hombre haya estado demasiado tiempo en el banquillo?

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