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Estadio Sánchez Menor. Unos 4000 espectadores en tarde fresca y soleada. Terreno de juego en regulares condiciones.
Árbitro: Gómez Liarte. Tarjetas amarillas a Germán, Valdés, Tariq, Encinas y Manu Arias por el Puertollano y a Fonseca por el Granada.
Goles: 1-0 Min 46, Tariq; 2-0 Min 49. Granada.; 3-0 Min 85, Encinas; 3-1 Min 86, Fonseca.
Estadísticas: Tiros a Puerta: UDP: 5 Granada: 4; Fueras de juego: UDP: 5 Granada:1; Corners: UDP: 0 Granada: 5; Faltas cometidas: UDP: 15 Granada: 11
CINCO MINUTOS DE FÚTBOL BASTARON AL PUERTO
El Puertollano resuelve al inicio de la segunda mitad después de una mala primera parte
No cabe duda que el resultado de hoy en el Sánchez Menor es engañoso. Cuatro goles son demasiados para un partido verdaderamente pobre. No ha sido la mejor tarjeta de presentación posible de Tébar en el Sánchez Menor sin embargo si parecieron injustos y desproporcionados los pitos al descanso por dos razones: Tébar no es culpable de nada ni cuarenta y cinco minutos son suficientes para machacar a nadie. Ni tampoco lo son noventa por lo que sería conveniente separar el partido de la figura del entrenador local pues es demasiado pronto para sacar conclusiones y además los números le están avalando al cien por cien. Seis puntos de seis posibles. A callar la boca.
MAL PRIMER TIEMPO
El partido lo ganó el Puertollano en cinco minutos. Los del inicio de la segunda mitad. Oasis en medio de un choque desértico de espectáculo y que pasó del sopor de la primera mitad al conformismo local de la segunda. El Granada, partenaire de postín, se limitó a estar ahí. En los primeros cuarenta y cinco minutos quiso proponer algo de fútbol vistoso sin mucho éxito y después de los goles demostró que es un equipo sin pólvora que echa de menos a Oscar Martínez en lo futbolístico y que lo extra futbolístico les deja sin poder de reacción.
Y es que ambos equipos nos regalaron un primer tiempo horripilante. Dos tiros a puerta, uno de cada equipo, desde unos treinta metros y sin dificultades para los porteros. Nada más. A no ser que confundiéramos con una ocasión el intento de remate de Ortiz dentro del área con muy poco éxito a la media hora de encuentro o un cabezazo de Suárez que se fue a la izquierda de Calleja.
Y DE NUEVO APARECIÓ TARIQ
Estaba claro. El desatascador lo tenía el Puerto y no iba a faltar a su cita. El minuto cuarenta y seis marcó el inicio de la locura. El gol vino precedido de un centro de Ortiz que tocó un defensor. La bola se envenenó tanto que llegó a la cabeza de Tariq, una parte del cuerpo que le sirve para pensar y ejecutar y muchas veces lo hace al unísono. Virtud no demasiado común en los mortales. Hoy lo hizo y él comenzó a ganar el partido. Esto ya lo habíamos visto antes.
Cuatro minutos después Granada marcó el segundo. Sí, ahí arriba pone que fue en propia puerta pero es que el centrocampista local lo hizo tan bien que da pena no asignarle el gol. Aprovechó un despiste de la zaga granadina, que dio una lección de cómo no tirar el fuera de juego y ahí apareció el veinte del Puertollano para realizar una vaselina casi perfecta ante la salida de Campo. No fue perfecta del todo porque tocó en el palo y después en Suárez que fue quien la introdujo en el marco, pero esto queda en una pequeña anécdota y en la estadística.
SIN REACCIÓN GRANADINA
¿Y después qué? Poco más. El Granada lo intentaba con poco convencimiento y se limitaba a dominar y nada más. El Puertollano hacía del conformismo su mayor virtud y apenas volvía a pisar terreno visitante. Tan solo un disparo lejano de Encinas o un centro envenenado de Valdés. Hasta que a falta de cinco minutos volvió a aparecer Tariq. Esta vez se disfrazó de extremo para centrar un balón al área que él mismo hubiera estado encantado de recibir. También sabe hacer eso. Lo recibió Encinas y cabeceó perfectamente a la red. En la siguiente jugada marcó Fonseca el del honor para el Granada. Quinto gol recibido por el Puertollano en el Sánchez Menor. Un estadio que ha vivido mejores tardes de fútbol pero que recibe encantado las victorias.
ANDRÉS Gª TÉBAR "La afición debe mostrar su desacuerdo o alegria al final del partido"