Liga: Jornada 24 Grupo IV

 

UN DULCE EMPATE
La UD Puertollano saca un importantísimo punto en El Puerto con diez jugadores



 Hoy vale el tópico: empate con sabor a victoria. La UD Puertollano saca un punto en un campo muy complicado y jugando con un hombre menos desde el minuto cuarenta. Es más que probable que Hierro y sus hombres hayan salido del José del Cuvillo con la sonrisa de oreja a oreja y con la sensación del deber cumplido. Los tres puntos habrían sido gloriosos pero se vuelve sin avaricia y con un empate que no trunca la racha. Si cabe, la hace mayor.

 La otra cara de la moneda: el Rácing Portuense. El equipo gaditano sí ha truncado su racha. Un empate en casa y ante un equipo en inferioridad solo puede dar lugar a la frustración. El punto de los locales es amargo y el de los visitantes muy dulce.

GRAN COMIENZO 

  Las cosas no pudieron empezar mejor. Diez minutos y Richard aprovechaba con su cabeza un despeje de Wilfred en una falta bien lanzada por Valdés.  Pudo empatar Sergio Narvaez en la siguiente jugada, pero Rojas estuvo como acostumbra. Sin embargo, la alegría duró poco. Un misterioso penalti fue el detonante del empate portuense. Parece ser que Arias Madrid vio mano de Manu Arias después de un disparo de Sergio Narvaez. En la misma jugada, el asistente había levantado el banderín, aún no sabemos por qué. El sobrino del genial Kiko se encargó de materializar el empate.

 El Portuense se empezó a agrandar con la igualada, pero sin llegadas claras a las inmediaciones de Rojas. El único peligro venía de la mano o, mejor dicho, del pie de Zurdo, toda una garantía a balón parado. Una falta lanzada por él en el minuto veinticuatro se fue rozando la cruceta.

JUGADA CLAVE

 Sin embargo, un partido que tenía ritmo e igualdad se vio condicionado por un hecho aislado: la expulsión de Aitor. El centrocampista del Puertollano había visto una tarjeta en un pequeño rifirrafe con Sergio Narvaez (el mejor jugador local) y recibió una segunda tarjeta por una entrada también al mismo. A nuestro juicio, Arias Madrid estuvo demasiado riguroso. 

 Hierro movió el banquillo y sentó un delantero para no perder el centro del campo. Juli salió por Gallo y, en teoría, el equilibrio en esa parcela estaba garantizado. Un punto fuera de casa podía ser un botín nada desdeñable y se eligió sacrificar el ataque y convertir a Ramos en el Llanero Solitario, esperando enganchar alguna contra entre una maraña de jugadores locales.

 Le salió casi a la perfección la jugada a Manolo Hierro. El Portuense era claro dominador pero su único peligro lo ponía Zurdo a balón parado. La insistencia local moría en las inmediaciones de Rojas. La táctica de Hierro podría haber sido totalmente perfecta si Villa, que había sustituido a Marchiori, hubiera cabeceado a la red un centro magnífico de Valdés pero su remate se fue alto en una posición inmejorable.

SUFRIMIENTO

 De nuevo hubo minutos para Pavone, que entró por un batallador Andrés Ramos, y también hubo tiempo para que Zurdo cabeceara a la red un rechace de Rojas en un saque de esquina, pero su gol no subió al marcador por fuera de juego.

 Los últimos minutos fueron de enorme sufrimiento por ambos bandos. Para los locales, que eran un “quiero y no puedo” ante la gran defensa azul, y para los visitantes, que observaban con una lentitud asombrosa el paso de los minutos. La UD Puertollano terminó encerrada en su área, luchando por un premio que en este partido no ha sido, ni mucho menos, de consolación.

 El pitido final fue liberador para los de Hierro, que salen de la Bahía gaditana con la moral más reforzada, y frustrante para los locales, que dejan escapar dos puntos valiosos para sus aspiraciones. Ahora, los azules tendrán que refrendar este magnífico empate con una victoria en casa ante el Betis B. El “Puerto” sigue soñando.

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