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Estadio Alfonso Murube. Unos seiscientos espectadores, terreno de juego algo blando. La Mini Peña familiar actúa como distinguida representación de la afición azul
Árbitro: Perdigon Pacheco. Colegio Andaluz. Mostró roja directa a Encinas y amarillas a Carlos Sanz (2), Carlos García, Manu Arias y Manolo Hierro por el Puertollano y a Alberto por el Ceuta.
Goles: 1-0, min 10, Enzo de penalti; 2-0, min 78, Tato; 3-0, min 82, Alberto de Penalti.
EL PUERTO MUERE A PERDIGONAZOS
Perdigón Pacheco se cargó el partido en los primeros minutos
Impotencia es la palabra que define la sensación que nos queda a la finalización de este partido. De poco vale el trabajo de la semana y cualquier previsión realizada, si el domingo llega un personaje que, en pos de agrandar su ya vergonzosa estadística de árbitro casero, decide fulminar a un equipo expulsando a dos jugadores que no dieron media patada entre ambos.
Además, el curioso colegiado decidió disparar sus perdigonazos a la línea de flotación azul, el lateral izquierdo. Suponemos que, sabiendo que el punto débil de este Puertollano era su costado zurdo, Perdigón pensó que lo mejor para los manchegos sería eliminar sus deficiencias y los echó a los dos. Para poca salud, ninguna.
LATERALES DE OCASIÓN, ÁRBITRO DE SALDO
La primera expulsión fue la de Encinas, un lateral izquierdo de prestado, como se pudo ver en la dichosa jugada. Encinas lo hizo todo mal. Perdió el balón a diez metros del área y para recuperarlo agarró al delantero ceutí. Peor todavía lo hizo Perdigón. Decidió meter dentro del área un agarrón que se produjo fuera y expulsó a Encinas de forma tan excesiva, que dejó a las claras que hay árbitros que parece que no han jugado al fútbol en su vida. Debió parecerle suficiente como para cargarse un partido. Enzo Noir transformó el penalti para tranquilidad del público local y sus once compañeros.
El siguiente acto del Show de Perdigón fue en el minuto veintisiete, cuando Carlos Sanz, que vio la primera por protestar, fue expulsado con doble amarilla al tocar el balón con la mano con una voluntariedad solo vista por el protagonista de la mañana. La UD Puertollano había conseguido un record de efectividad increíble: dos expulsados, cero patadas.
Entre hazaña y hazaña, llegaban las ocasiones locales. Casi siempre protagonizadas por Enzo Noir y casi siempre desbaratadas por Rojas. La parte positiva del asunto es que en esta primera mitad, el equipo no le perdió la cara al partido e incluso se atrevió a protagonizar alguna jugada de cierto peligro.
EL PUERTO SACÓ SU CORAJE A RELUCIR
Y pudo conseguir la hazaña completa cuando, nada más comenzar la segunda mitad, Andrés se quedó solo ante Lledó pero no acertó a batirle, para tranquilidad de Enzo Noir, el público local y sus once compañeros.
Una segunda mitad que supuso, por un lado, una lección de coraje de los puertollaneros, que intentaron abrirse paso ante las dificultades y sacando a relucir la dignidad que el colegiado no les hurtó. Por el otro lado, los ceutíes eran un monumento a la ineficacia. Pitados por su público, una y otra vez llegaban a las inmediaciones de Rojas empeñados en desperdiciar cualquier ocasión que se les presentaba. Una delicia.
EL CEUTA REMATÓ AL PUERTOLLANO DE PENALTI
Manolo Hierro prefirió, como todos, la heroica de una victoria antes que una muerte dulce y sacó a toda su artillería. Sin embargo, en la única jugada con cierto criterio de los locales, llegó el gol del recién salido Tato. Hubo un tercero, que llegó de penalti, como no podía ser de otra forma.
Al final, el encuentro dejó sensaciones agridulces. Fue un partido mutilado desde el comienzo pero que dejó algunas cosas claras: que el Puertollano es un equipo con coraje, que la defensa puede vivir sin Richard y sin embargo, la plantilla está corta de laterales, como ha quedado demostrado en el experimento fallido. Todavía queda liga y tiempo para buscar la zona noble.