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Liga: Jornada 25 Grupo IV
  • Rojas
  • Amores
  • Candela
  • Manu Arias
  • Richard
  • Vicente
  • Carlos Sanz
  • Vald�s
  • Gallo<68
  • Marchiori<58
  • Pavone<79
  • Villanueva>58
  • Suffo>68
  • Andres Ramos>79
  •  
  • Manolo Ruiz Hierro
0
1
 
  • Ren�
  • Isidoro
  • Toni
  • Zamora
  • Mario
  • �lex Ortiz
  • Ca�amero
  • Parra<72
  • Carre�o<60
  • Fran Machado
  • Diego<87
  • Rub�n>60
  • Israel>72
  • Pepe>87
  •  
  • Jos� Lu�s Mena
 
Incidencias

Estadio Sánchez Menor.Terreno de juego en regulares condiciones. Tarde fria y lluviosa. Aproximadamente 4000 espectadores. En la grada se pudo ver al ex jugador del Puertollano Luismi.

Árbitro: Ruiz García del colegio valenciano. Mostró tarjeta amarilla a Richard y Candela por el Puertollano y a Toni, Diego y Rubén por el Betis B

GOLES: Min 83. 0-1, Alex Ortiz.

BUENAS INTENCIONES, MAL RESULTADO
El Puertollano pierde en un buen partido ante un rival directo para los puestos de arriba




 El Betis se ha convertido en un conjunto cruel para el Puertollano. No es una sorpresa. Ya dejó a los azules sin su merecido premio en la primera vuelta y hoy los ha vuelto a dejar compuestos y sin puntos. La UD Puertollano se apea de la nube pero la sigue viendo de cerca. Un traspié inmerecido pero salvable.

UN PARTIDO INTENSO

 En un encuentro entretenidísimo, los de Manolo Hierro han pecado de falta de profundidad en los últimos metros. Dominio, criterio en el centro del campo, acierto en las combinaciones, juego por las bandas pero poca profundidad en el último pase. El dominio no se traducía en ocasiones verdaderamente peligrosas, apuntaremos dos o tres en todo el encuentro. El balón rondaba el área y eso es garantía de diversión pero no de victoria. Por su parte, el Betis B demostraba estar sobrado de calidad aunque daba la sensación de aparecer poco, pero cuando lo hacía era para picar. Los contragolpes verdiblancos eran letales y si los de casa tardaban en dar el hachazo podían terminar pagándolo caro. Así fue.

 Para empezar, cierta sorpresa en el once. Cabía la posibilidad de que alguno de los puntas descansara pero parecía menos probable que el descanso fuera para Andrés Ramos. En el banco, tres delanteros y un centrocampista, toda una declaración de intenciones. No se le puede negar el derroche físico y las ganas a Gallo y a Pavone. Les ha faltado acierto de cara a gol, pero tampoco es que hayan tenido muchas ocasiones de lucir puntería. Una cada uno para ser exactos.

BUEN JUEGO, POCAS OCASIONES

 El partido comenzó con ritmo endiablado. El Puertollano enseguida dejó a las claras quien iba a mandar. Vicente puso el criterio y las bandas pusieron la profundidad. Se echaba de menos a Marchiori y ese bendito último pase. Gallo intentaba, con más lucha que fortuna, bajar a recibir y pelearse con una defensa de muchos quilates. Ahí estaba la desconexión. Aún así, el equipo rondaba el área verdiblanca. En el minuto seis, Valdés se internó hasta la línea de cal, centró y a Gallo le faltó, literalmente, un pelo para tocar el balón a la red. Poco más tarde, fue Candela desde la banda quien intentó el centro al que no llegó Pavone. El Betis parecía agazapado pero no muerto. Su peligro no se veía pero se intuía. Parra disparó cerca del palo en el minuto dieciocho, por si se nos había olvidado que por allí había otro equipo. 

 Estaba claro que quien rompiera el encuentro iba a tener muchas papeletas para quedarse con los tres puntos y en la primera mitad, quien más cerca estuvo fue el Puertollano. A la media hora llegó la ocasión más clara, Valdés y Amores combinan por la derecha y el lateral pone el balón donde únicamente estaba Marchiori. Ni el mismo se lo debió de creer porque mandó el balón a las nubes desafiando la primera regla del golpeo: el cuerpo siempre hacia delante.

 El Puertollano se iba desvaneciendo poco a poco a medida que los verdiblancos crecían. En los primeros minutos de la segunda mitad, el Betis decidió salir de la cueva en la que habían dormitado en la primera parte y su aparición coincidió en el tiempo con cierta caraja local. Prueba de ello fue la pérdida de balón en zona peligrosa de Marchiori, inicio de una galopada de Ormeño, quien lo hizo todo bien menos disparar a portería.

 EL BETIS CRECIÓ EN LA SEGUNDA MITAD

 El encuentro, que en la primera mitad tuvo un azul intenso, se equilibró bastante y eso no podía significar más que preocupación en el ambiente. Aún así, Pavone tuvo la suya en el minuto sesenta y tres. Prolongó el argentino a Valdés y este le devolvió el balón al punto de penalti. El disparo del delantero fue potente pero demasiado centrado y René despejó a córner. El Puertollano, a pesar de su partido más que notable en intenciones, había tardado sesenta y tres minutos en disparar a puerta.

 Villanueva entro por un discreto Marchiori y Carlos Sanz centró más su posición. El extremo madrileño tiene calidad para jugar en el centro pero a esas alturas su físico ya le había pasado factura. Resultado: Villanueva no mejoró la aportación de Carlos en banda y el centro del campo se perdió definitivamente.

 Era curioso que en un encuentro intenso, los porteros fueran casi espectadores de excepción. Rojas intervino apenas un par de veces pero en ambas de manera magistral. Sobre todo en la primera, cuando le sacó a Parra un balón que se colaba sin remisión. Un aviso antes del gol.

DEBUTÓ SUFFO Y MARCÓ EL BETIS

 A esas alturas el gol en cualquiera de las dos porterías era letal. El Puertollano se encomendó a Suffo y al camerunés apenas le dio tiempo a dejar un detallito muy aplaudido por un público deseoso de marcha. También salió Andrés para dar frescura en la punta pero apenas le dio tiempo a tocarla.

 En el minuto ochenta y tres llegó el mazazo. Falta lateral bien lanzada o mal defendida, como queramos verlo, allí estaba Álex Ortiz para meter la caña y alojarla en la red.

 El partido se había terminado. Corrieron once minutos más en el marcador, pero jugar lo que se dice jugar, apenas veinticinco segundos. El fútbol es así y todos lo asumimos con normalidad.

 El Puertollano da un paso atrás, pero lo ha hecho en un encuentro digno, con dos buenos equipos entre los que ha decidido un pequeño gran detalle: el gol. Las buenas intenciones siempre tienen su premio y el partido ha estado lleno de buenas intenciones. El premio deberá esperar.

 



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