Liga: Jornada 23 Grupo IV

 

CAPRICHOS DEL DESTINO
La UD Puertollano se acerca a la promoción en un buen encuentro. La vuelta de un Pavone ovacionado y goleador fue una de las notas destacadas.

 Fue un partido capicúa. Comenzó igual que terminó, con un gol de la UD Puertollano. En medio hubo un buen encuentro de fútbol. No hubo goles pero sí intenciones y a veces con eso es bastante. Pero curiosamente, en un encuentro donde hubo jugadores que rayaron a gran nivel, el verdadero protagonista fue uno que la tocó tres veces. Suficiente. Dos dejadas de espaldas a un compañero y la tercera un cabezazo a la red, el trabajo de un delantero. El protagonista fue Gonzalo Pavone.

DE VILLANO A HÉROE

 La historia de este jugador podría encajar perfectamente en un guión de Hollywood. La vida de un proscrito convertido en héroe para su pueblo en menos de un cuarto de hora. Pavone, el gran denostado, ha salido ovacionado y por la puerta grande. Ya cuando sustituyó a Gallo notó que el público esta vez navegaba a favor de corriente y no defraudó. Minuto noventa y cuatro, centro de Candela y el delantero, que estaba donde debía estar, cabeceó a la red. El público, probablemente consciente de que había sido excesiva e injustamente maltratado con anterioridad, lo convirtió en ídolo de masas, en un mártir, el resucitado Pavone. Hoy, Gonzalo no es mejor jugador que ayer, pero como nos apetece ser un poco ventajistas, aprovecho para recordar un par de crónicas que emborronó un servidor: Jornadas cuatro y cinco. Allí ya hablábamos de un Pavone redimido y tan solo habíamos necesitado tres jornadas para hacerle pecador. Ahora la piedra está en su tejado. ¿Querrá marchar a Argentina o querrá seguir luchando para un puesto en el que ahora hay incluso más competencia?

COMIENZO ARROLLADOR

 Pero sería injusto hablar únicamente de este detalle que probablemente no sea más que una mera anécdota. Lo más importante de hoy es que el Puertollano sigue con una racha más que positiva y que ha dejado el mercancías para montarse en un AVE. Tres puntos más ante un Marbella reforzado y que hoy ha sido un león con las uñas limadas. El equipo de Oli tiene un defecto: que Oli está en el banquillo. Y no porque sea mal entrenador sino porque es el mejor delantero de su equipo. Probablemente el bueno de Oliverio estuvo dándose golpes contra el banquillo viendo la inoperancia de sus hombres en ataque y maldiciendo no tener cinco años o cinco kilos menos. La pagó con el árbitro y vio el gol de Pavone desde el túnel de vestuarios. También es cierto que es imposible saber que habría hecho Oli de encontrarse con esta defensa. Partido glorioso de los cinco, incluido una vez más Rojas. En el centro de la zaga, Manu Arias ha encontrado una mina de oro: Richard. Desde hoy y hasta fin de temporada Manu debe preguntar a Richard todos los días por qué no ha conseguido triunfar en la élite del fútbol, y como él todavía tiene toda su vida profesional por delante, no imitarlo en la forma de llevar su carrera futbolística. Es joven, tiene condiciones y un futbolista al lado como la copa de un pino. Veo a Richard y veo a Fabiano Eller y se me caen los palos del sombraje.

 Por su parte, el Puertollano demostró poderío e inteligencia. El poderío de comenzar el partido arrollando sin ningún tipo de disimulo y la inteligencia de saber conservarlo. En un par de pases llegó la primera ocasión de gol. Casi sin tiempo a respirar, Andrés le puso un gran centro a Gallo y este cabeceó con intención cerca del palo. A la segunda fue la vencida. Después de un saque de esquina, Carlos Sanz coloca un balón milimetrado a la cabeza de Aitor Goñi y el centrocampista, otro recuperado para la causa, volvió a encontrarse con el gol.

JUGADORES A GRAN NIVEL

 La magia del fútbol hace que en un partido como hoy, donde el Puertollano no ha barrido ni mucho menos del campo a su oponente, casi todos los participantes hayan mostrado su mejor cara, si acaso ha estado algo por debajo de la media Fernando Marchiori. El brasileño demostró estar sobrado de clase pero falto de ritmo. Tiene pinta de ser determinante para el tramo final de liga. Hoy le ha dado tiempo para tres cosas: dejar un par de detalles técnicos, llevarse una tarjeta por respirar fuerte y disparar a puerta en su última intervención con la mejor de las intenciones posibles, clavarla en la escuadra. No lo hizo por poco.

 El Marbella comenzó a tomar el dominio del encuentro en busca del empate. Comandado por Jabuti, su mejor hombre hoy. El jugador marbellí ha sido el más incisivo de los suyos y el que ha puesta en más apuros a Rojas. Sin embargo, el Puertollano no se dejó amilanar. Las contras eran rápidas e incluso podrían haber sido resolutivas si uno de los asistentes hubiera controlado mejor cierto tic nervioso con el banderín. Mención especial en estos minutos para Andrés Ramos, para que un delantero haga un gran partido no es imprescindible que se encuentre con el gol, y como casi siempre para Valdés, autor de dos jugadas casi seguidas y casi simétricas que no encontraron rematador.

EL MARBELLA LO INTENTÓ SIN ÉXITO 

 En la segunda mitad, el Marbella siguió buscando el empate con insistencia y sin pólvora, el Puertollano, más echado atrás, tuvo menos acercamientos a la meta de Ávila, la ocasión antes mencionada de Marchiori, una jugada de tiralíneas cuyo último pase de Valdés no encontró rematador y un remate de cabeza de Villa, hoy en el centro del campo, que se marchó rozando el palo.

 El Marbella seguía atacando y Oli buscaba revulsivos. No los encontró en Cort, que en vez de mejorar al equipo lo empeoró. Hasta la resurrección de Pavone, hubo un par de faltas al borde del área favorables al Marbella horriblemente lanzadas y un nuevo remate de Jabuti casi en el área pequeña que se fue rozando el larguero.

 El final, ya lo hemos contado al principio. La consecuencia: los aficionados ya se interesan más por el resultado del Ceuta-Betis B que por el Baza-Algeciras.

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