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Unos cuatro mil espectadores en el Sánchez Menor en una tarde fría y algo nublada. En los prolegómenos Valdés recibió el trofeo de la Peña Ilusión Azul al mejor jugador de noviembre. Borrallo, que volvía a la que fue su casa, fue recibido con aplausos y el Fondo Marcador le entregó un obsequio. Terreno de juego en regulares condiciones.
Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a Valdés y Gallo (2) por el Puertollano y a Maiquez por el Algeciras.
Goles: 0-1 Min 34, Gallo.
PUNTOS SIN CRÉDITO
La UDP vence a un débil Algeciras después de un gran inicio y una mala segunda parte.
La UD Puertollano se ha ido hoy del Sánchez Menor con tres puntos más en el bolsillo pero en medio de una sonora pitada del respetable. Pitos que, a mi modo de ver, tenían un objetivo más definido. El contraste entre lo conseguido hoy y el reconocimiento del público por ese hecho, es más o menos el mismo que el que ha existido entre ambas mitades. Deberían crearse los partidos de cuarenta y cinco minutos porque pensar que las dos partes que se han jugado esta tarde pertenecen al mismo encuentro está cercano a lo paranormal. Cada una debería tener vida propia.
Porque la primera mitad recordó a aquel buen partido sin premio ante el Cartagena pero con un par de diferencias: que el rival era bastante más débil y que en éste, después de varios intentos sin éxito, se acertó con la portería. Pensándolo bien y después de lo que ha acontecido tras marcar el gol, hubiera preferido que se siguieran mandando las ocasiones al limbo hasta que, faltando un minuto para el final, se marcara el gol. Nos hubiésemos ahorrado una bronca.
EL PUERTO PERDONÓ LA GOLEADA EN LA PRIMERA MITAD
Un primer acto donde el Puertollano mandaba, creaba, ocupaba el centro del campo y elaboraba ocasión tras ocasión desde las bandas y con un Gallo que bajaba a recibir y se permitía lujos como algún pase en profundidad de los buenos, que daban a entender que estamos ante algo más que un delantero centro. Hasta ocho, si señores, ocho oportunidades claras de gol tuvo el Puertollano en la primera mitad. Pensaremos con benevolencia y culparemos a la tensión y a la ansiedad por el gol que Andrés, Gallo, Conget y Valdés se encargarán de marrar las ocho una tras otra. Curiosamente, los fallos en el remate y las jugadas elaboradas tenían a los mismos protagonistas cambiando los papeles al azar, a veces acompañados por Amores o Candela, por lo que si en el debe de ellos hay que anotar su falta de puntería, en el haber anotaremos que tienen clase de sobra para crear ocasiones y eso tranquiliza.
Al menos si se crean nueve por partido. Porque a la novena, Gallo, en el remate más complicado de todos los que ha tenido, culminó un pase desde la derecha de Valdés. Por aquel entonces se cumplía el minuto 34, minuto que debía ser el más alegre y en el que curiosamente se acabaron las alegrías.
El Algeciras seguía intentando cumplir un único objetivo, dar un par de pases seguidos. El bueno de Borrallo parecía en ese equipo más perdido que un pulpo en un garaje. Probablemente muchos tendrán más calidad de la que han demostrado hoy pero viven en una situación tan enloquecida y enquistada que lo de jugar al fútbol hasta parece secundario.
Se llegó al descanso entre los aplausos de un respetable que había disfrutado en esos cuarenta y cinco minutos. Si ese hubiera sido el final del encuentro la película habría sido una comedia romántica casi redonda. Pero nunca segundas partes fueron buenas, al menos eso dicen.
EL PUERTOLLANO DEJÓ CRECER AL ALGECIRAS
La secuela fue una película de terror de serie B. La historia de cómo un equipo que llegaría con dificultades a ser cuarto en un grupo flojo de tercera, (no sean malos, no estoy pensando en ninguno en particular) se subió a las barbas del equipo que lo había sacado del campo en la primera mitad, y lo que es peor, con total permisividad. Pensaremos de nuevo con benevolencia y diremos que de nuevo la ansiedad y la presión agarrotaron a los azules en esta segunda parte, porque nos negamos a creer que, en casa y ante el peor equipo que ha pasado en el Sánchez Menor en los dos últimos años, se intentara aguantar el resultado y buscar el contragolpe en una jugada aislada con total premeditación y ante cuatro mil espectadores que se rascan el bolsillo.
La táctica salió bien y el resultado en estos tiempos parece que manda. La mejor noticia del Algeciras, probablemente en todo el año, es que únicamente iban perdiendo por uno y no daban crédito. El Puertollano no culminaba ninguno de esos escasos contragolpes que tuvo y los rojiblancos, que no se lo creían, probaron fortuna en algún saque de esquina. En uno de ellos, faltando cuatro minutos, el palo y Amores, sacaron el balón cuando se colaba y en el noventa, Lucas cabeceo cerca del palo de Rojas. Tremendo.
En el descuento, Conget , con la única oposición del portero, pudo sentenciar, pero una vez más las porterías se hicieron pequeñas.
Al final del encuentro, con el mismo marcador que al descanso, hubo pitada. Igual no importa únicamente el resultado. El desencuentro entre el técnico y la grada cada vez es más palpable. Los tres puntos han hecho que el equipo levante cabeza en la clasificación pero no han aumentado el crédito. Hay tiempo para enderezar el rumbo y estos tres puntos son más que importantes pero igual debemos empezar a asumir que el equipo es, como dice mi compañero Carlos, un equipo pequeño y los aficionados deben conformarse con ganar en casa por la mínima a un serio candidato a perder la categoría y sufriendo en nuestra propia área. Pero no era eso lo que esperábamos al inicio de la temporada. ¿O sí?
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