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Incidencias: Tarde soleada en el Sánchez Menor ante cuatro mil espectadores. El lesionado Juli acudió al estadio a animar a sus compañeros. En el palco se encontraba el Alcalde de Puertollano Joaquín Hermoso Murillo.
Arbitro: Lesma López, mostró tarjeta amarilla a Manolo, Carlos Sanz y Leo Bermeno por los locales y a Organista, Charles, Dumast, Luciano y Azparren por los visitantes. Expulsó con roja directa a Rojas en el minuto 15.
Goles: 0-1 Charles min.3; 0-2 Yuri de penalti min 17; 0-3 Charles min 30; 0-4 Rubén Reyes min 32; 1-4 Bustillo min 39; 1-5 Yuri min 70
EL SABOR DE LO DESCONOCIDO
No pintaba bien la cosa, esa es la verdad. Además de las cuatro bajas anunciadas, aparece Ruiz Caba en el estadio con la cara más hinchada que Chupete después de la pelea de anoche. Un flemón premonitorio. Rojas, para sorpresa de los que no conocían la noticia, ocupaba la portería. Por si fuera poco, un diario deportivo madrileño ensalzaba en su edición de hoy las virtudes cosmopolitas del Pontevedra. Tenía que ser precisamente hoy. Malos augurios.
Dichos augurios se confirmaban con el resultado final. El sabor amargo y desconocido de la derrota en casa llegó de la manera más cruel, con goleada. Una goleada del pasado, con olor rancio y antiguo, de las que ya estaban olvidadas. Tan olvidadas que fue en el doce de diciembre de 1991 cuando
El Pontevedra no es un equipo imbatible, es más, aunque suene a locura después del resultado final, hasta me parece algo blandito. Lo cierto es que tiene un potencial enorme, con jugadores de gran calidad y sobre todo agradecidos. Agradecidos de los regalos que dio hoy
No tiene mucho sentido imaginar un partido paralelo si Berja, en el minuto uno, no hubiera marrado una grandísima ocasión después de una dejada de cabeza de David Sanz. Mejor centrémonos en la realidad. La realidad es que dos minutos más tarde José Ángel dejó un balón a Rojas de cabeza como si fuera su peor enemigo. Por ahí andaba un individuo llamado Charles, hombre agradecido como decíamos, que no desaprovechó la ocasión.
Sin embargo lo peor todavía estaba por llegar. Cuarto de hora de partido, ataque gallego, lección de como no tirar un fuera de juego y dos pesadillas a la carrera, Charles y Yuri. Este último es trabado por Rojas cuando ya había disparado y fallado su ocasión. Penalti y, a pesar de haber errado Yuri la supuesta ocasión manifiesta de gol, expulsión de Rojas. Ruiz Caba intentó olvidar su flemón y se puso los guantes para detener el penalti pero Yuri no perdonó esta vez.
Las cosas no podían ir peor, aunque la nota positiva la daba el público, que también probó el sabor de lo desconocido pero supo reaccionar a él de manera magistral, animando más aún si cabe.
Un nuevo regalo esperaba al Pontevedra en el minuto 30. Error en el despeje de Manolo y nuevamente dos jugadores visitantes solos ante Ruiz Caba. Charles solo tiene que empujarla. No pasaron ni dos minutos cuando Rubén Reyes hurgó aún más en la herida y marcó el cuarto. Aún así,
Realmente el partido en la segunda mitad tenía ya poca historia. En el haber del Puertollano está el coraje mostrado en todo el partido a pesar de la goleada, en todo momento quisó agradar a un público que ayer estuvo de matrícula de honor (excepción hecha de algún semi-idiota habitual) e intento mostrar a esa afición que lo que estaba ocurriendo no era más que un accidente desagradable. Llegó el quinto de Yuri, pero poco importaba ya un gol más.
Terminó el partido y los goleados salieron ovacionados. Precisamente un gran entrenador de fútbol me comentó el viernes que había visto algo parecido en Cádiz. Los pelos de punta. No solo al final, si no que cada uno de los jugadores sustituidos recibieron su ovación, incluido un José Ángel con cara de abatido por el error del primer gol. Esta goleada habrá sentado al equipo igual que una lavativa, pero también ha servido para purgar impurezas y para quitarse una gran peso de encima, el de la imbatibilidad en casa. Igual hasta sienta bien.
David Vozmediano
Deportellano